miércoles, 12 de mayo de 2010

Vida

Hoy me percaté de una compañera que se apropió de mi balcón. Aguzada y nerviosa cubría con su calor un pequeño tesoro que escondía en sus entrañas. Es lo lindo de la primavera, el ciclo de la vida que no se detiene.
Seguiré pendiente de lo que ocurra con el pequeño palomo que viene en camino y espero que su madre no se sienta amenazada por mi presencia.

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