viernes, 30 de octubre de 2009

Laboratorio Arte Alameda

Autonomías del desacuerdo
La razón por la que amo el arte contemporáneo es su crítica constante al stablishment. Ya saben que debajo de mi piel corre la sangre de la irreverencia, por ello me emocioné en demasía al gozar de esta exposición que cuenta con piezas excelentes acogidas por las frías paredes que desde niño recorrí con mi padre.

Este claustro que se ubica en un extremo de la Alameda albergó una iglesia infame que veía arder en su patio el terror de la Santa Inquisición. Lugar mágico que destila diversas sensaciones; hoy viví algunas de ellas y recordé en mi paladar el salado sabor del queso Oaxaca que en mi infancia satisfacía el hambre en forma de una torta que se despachaba al lado de este singular inmueble.
Esta es una construcción de un imaginario global que reflexiona sobre la experiencia del turismo insensible. Aquí se sacude por medio de la parodia la realidad de distintas ciudades.
Ésta es muy simpática porque se nota el camión RTP del sistema de transporte de la Ciudad de México, sin embargo bien podría ser Nueva York, ¿por qué no?
En una video instalación del desacuerdo.Esta pieza es parte de una serie fotográfica desgarradora que transmite la desolación que ocasionó el desastre nuclear en Chernobyl. Adentrarse en el ambiente del cuarto aislado donde se alinea la obra es como flotar en una nata llena de intensidad.
Un despliegue magistral del poder de las artes visuales conceptuales.

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