lunes, 31 de mayo de 2010

Recuerdo

Cuando niño hubo un momento en que deseaba tanto un caballito de madera...

Mi espíritu citadino me llevaba hacia la admiración de este hermoso animal pero de manera distante, no vaya a ser la de malas que pase un accidente por andar de campirano, como sucedió en una ocasión cuando uno reparó y me pegó tremendo susto. A mi primo le fue peor, un pedazo de madera en su rodilla creo que no es un buen trofeo.

Muchos años después recibí a mi caballito...
y no es de palo.

No hay comentarios: