miércoles, 7 de diciembre de 2011

Siguiendo a Teodoro Adorno

El hiper-racionalismo embate la posibilidad del ser autónomo. Si podemos acceder a cualquier ente a través de tasas y números, ¿dónde ubicar la magia de lo espontáneo?

Lo peor es cuando el arte se une a la adoración racional y se convierte en industria de masas.

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