Estuvimos dos semanas en la maravillosa ciudad de Buenos Aires para asistir a la tercera edición de este evento que congrega a diseñadores de todo nuestro continente y de algunas ciudades de Europa. La experiencia fue enorme, ya que fueron cuatro días que enriquecieron nuestro panorama no sólo del diseño sino de la vida social y cultural que se vive en América.
Algo que me dio mucho gusto fue que numerosos colegas están dirigiendo esfuerzos fuertes hacia la investigación en diseño, rubro que parecía innecesario pero que ahora se ha convertido en un factor diferenciador que genera nuevas oportunidades para las universidades en su crecimiento académico. Asimismo se están valorando rutas transdisciplinarias para abordar la complejidad de cada cultura, apuntalando nuevas relaciones con disciplinas sociales como la antropología y los estudios etnográficos.
En cuanto a las conferencias el Encuentro nos brindó un excelente marco referencial del estado del arte del diseño, lo cual es fundamental para poder comprender los retos inmediatos que debemos enfrentar, como la sana convivencia de los productos con el medio ambiente, el desarrollo cultural de las comunidades y los marcos de regulación.
Pero quizá lo más intenso fue la oportunidad de convivir con el sur del continente, de esa experiencia guardo gratos momentos, la hermandad de los colombianos, la calidez de los venezolanos, la amabilidad de los peruanos, el potencial de los brasileños y la fraternidad que nos brindan los argentinos.
Ansío poder volver a participar en el 2009, anímense que son pocos los mexicanos que vi en este año.
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